En la porción anterior aprendimos que La Toráh nos enseña claramente que no todo lo que el Padre Eterno creó es para nuestro consumo, aunque sea “apto para el consumo” de las demás personas de la tierra. Recordemos que YHVH quiere un pueblo santo, que quiere decir apartado, diferente. Gran parte del problema para entender este concepto, especialmente en nuestra mentalidad cristiana es la desafortunada interpretación que los traductores de la Biblia hicieron de las palabras Tamei y Tahor.
En nuestras Biblias estas palabras aparecen como limpio y sucio. La idea que nosotros tenemos de limpio o sucio está directamente relacionada con la posibilidad de que lo que es sucio se puede de alguna manera limpiar. Un ejemplo claro es la idea de que el cerdo, por ejemplo, considerado “sucio” por el Padre, pero que si hoy es alimentado de una manera adecuada y se baña entonces ya es limpio. Cuando entendemos el verdadero significado de las palabras Tamei y Tahor, en el idioma Hebreo, esta perspectiva cambia. Tahor y Tamei son dos niveles diferentes de estar frente al Santo de Israel.
Levíticos 12 - Purificación:
1 Habló YHVH a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda.