Teniendo siempre en
la mente que la Biblia es cíclica: Eclesiastés 1:9 “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será, ¿Qué es lo que ha sido hecho?
Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol”. Vamos a estudiar hoy una porción
de la Toráh que contiene un mensaje profético para estos tiempos finales.
En esta porción de
Números, Balac, rey pagano de Moab, estaba aterrorizado porque había escuchado
que el Pueblo de Israel a su paso, y bajo la poderosa mano de YHVH, había
destruido pueblos y avanzaba tomando posesión de la tierra Prometida.
Números 21:3 Y YHVH escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y
los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.
Números 21:23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino
que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a
Jahaza y peleó contra Israel.
También por el gran
número del pueblo de Israel. Se calcula que a la tierra prometida entraron 2.5
millones de personas, más ovejas y ganado. Balac desconocía el poder del Dios
de Israel y pensó que tanta gente agotaría completamente sus alimentos, porque
no podía imaginar de otra manera como había sobrevivido tanta gente en el
desierto cuarenta años. Es importante recordar un hecho especialmente en estos
días finales: YHVH prometió al pueblo de Israel, los descendientes de Abraham,
Isaac y Jacob, entregarle su tierra santa. YHVH es guardador de promesas, es
fiel a su palabra, es Todopoderoso, Todo-suficiente, y ninguna palabra quedará
sin cumplimiento.